Max Fridman es un personaje creado por el historierista
italiano Vittorio Giardino (n. 1946). Es una especie de agente secreto a su
pesar que se ve involucrado en diferentes peripecias de espionaje político.
Fridman es de origen judío, con pasaporte francés y residente en Suiza, donde
vive con su hija de once años y se dedica al negocio de la importación de
tabaco.
Hasta ahora, Giardino ha publicado tres historias completas
con las aventuras de Max Fridman.
La primera es Rapsodia húngara,
La segunda, La puerta de Oriente,
Y la tercera, ¡No pasarán!. Esta última ya la
presentamos en otro post.
Las aventuras de Max Fridman, las tres historias de este
protagonista publicadas hasta ahora, transcurren todas en el mismo año, 1938, y
en un entorno europeo de preguerra (en el caso de las dos primeras entregas,
cuya acción sucede respectivamente en Budapest y en Estambul), o de guerra
declarada (la tercera transcurre en España).
Naturalmente este clima propiciaba un terreno abonado para
el espionaje internacional (la Abwehr alemana, el NKVD soviético, "la
Firma" francesa...) y nacional (la Quinta Columna franquista...).
Y es en estos ambientes en los que se desarrollan las
aventuras de Max Fridman, un héroe peculiar (le sacuden los temblores cuando
escucha explosiones) creado por Vittorio Giardino.
Fridman, el personaje, combatió en España en las Brigadas
Internacionales hasta que cayó herido y abandonó el país al que retornaría en
su tercera aventura para buscar a un amigo. A la vez, es amigo de Orwell, de
Malraux, de Köestler, de Dos Passos. Está claro, por tanto, de parte de quién
está. Sin embargo, su posición intelectual o ideológica en contra del fascismo
no lo pone a favor del estalinismo. "¿Ha luchado por los rojos?", le
pregunta uno en La puerta de Oriente. "No, por la República",
le contesta Fridman. Y de hecho, en ¡No pasarán!, aunque toda la acción
transcurre en el lado republicano, queda clara la denuncia de las prácticas de
los soviéticos.
Así pues, Max Fridman viene a ser un burgués de
entreguerras. Liberal en el mejor sentido del término. Sus aventuras tienen
lugar en los ambientes sofisticados de ese periodo. Sus elecciones y
comportamiento no dejan lugar a dudas.
Es como si Giardino, a través de Max Fridman, quisiera no
solo deleitarnos con la calidad de sus narraciones, sino también ilustrarnos
acerca de un duro periodo de combate más que ideológico en el que además de los
dos contendientes principales, totalitarios los dos, se la jugaron muy
seriamente los defensores de la honestidad y de la libertad.
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