En 1984 la Fundación Joan Miró proyectó realizar en la
ciudad condal una exposición titulada Tintin en Barcelona. La muestra
pretendía ser un homenaje a Hergé y al universo imaginario creado por él en
torno a su más famoso personaje, Tintin. La exposición tuvo lugar del 27 de
septiembre al 25 de noviembre.
Ante este evento, un grupo de intelectuales y dibujantes del
cómic español redactaron y firmaron un "Manifiesto contra una exposición
sobre Tintin y Hergé".
Los firmantes del manifiesto lamentaban que por una vez que
se organizaba en nuestro país un reconocimiento semejante del cómic, estuviera
dedicado a un tebeo infantil, como si la categoría y el nivel de desarrollo que
el noveno arte había adquirido hasta entonces fuese obviable.
No podemos afirmar con seguridad que en el trasfondo del
rechazo de los firmantes a esa exposición se encontrara el hecho nada inocente
de que Georges Remi (Hergé) había sido un colaboracionista en el período nazi.
Simplemente, el manifiesto pretendía resaltar que el prestigio cultural que el
cómic ha adquirido con el tiempo no se debe sin más al Tintin de Hergé. Y que
era una pena derrochar tanto empeño y recursos en favor de la historieta de ese
modo.
Entre unas cosas y otras, en parte porque la exposición
sobre Tintin se producía en un momento de efervescencia y auge del denominado
"boom del cómic adulto en España", en parte por el debate estético de
entonces entre la línea clara y la línea chunga, en parte por el pasado
político de Hergé, y en parte porque se cometió el error de identificar
absolutamente el estilo línea clara con el tebeísmo de Hergé, lo cierto es que
por entonces tuvo lugar una polémica que tal vez vista desde hoy podría parecer
una tormenta en una taza de té.
El tiempo pasó y se llevó por delante las revistas
Cairo y El Vívora. La primera cerró en 1991, quizás debido a su
insistencia en mantener los presupuestos ya casi académicos e inanes de la
línea clara. La segunda más tarde, en 2005, batiendo un récord de permanencia
continuada en los kioscos.
Una y otra publicación sucumbieron en la medida en que el
formato revista como medio de publicación de cómics fue sustituido por el
formato libro o de novela gráfica actualmente vigente. Sin embargo,
afortunadamente, tanto Norma Editorial como La Cúpula permanecen hoy en las
librerías como dos de las editoriales de más calidad de nuestro país en el
mundo del cómic.
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