Salud y tebeos

Salud y tebeos
Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

sábado, 28 de diciembre de 2013

Los surcos del azar

Mejor cómic del año, según los lectores de El País: 'Los surcos del azar', de Paco Roca


Álvaro Pons cierra su artículo así:

"Los surcos del azar (…) no lo duden: está llamado a ser uno de los mejores tebeos españoles de la historia."

No podemos saber todavía si  se trata de una hipérbole de Alvaro Pons, A mí me parece que es un gran tebeo. Pero ha habido, hay y habrá tantos...

Ahora bien, de lo que sí estoy convencido, remedando a Pons, es de que Paco Roca está llamado a ser uno de los grandes realizadores de cómic españoles de la historia.


30.12.2013

Para qué llamar caminos
a los surcos del azar"         (Antonio Machado)

En otra ocasión aludí al sentido del tiempo y de la temporalidad que muestra Paco Roca en diferentes obras suyas; el tiempo individual y el tiempo colectivo. Los surcos del azar, su libro más reciente, se inscribe en este último al incidir en la recuperación del tiempo histórico o de la memoria colectiva del pueblo español. Es grande el empeño.

El título procede de unos versos de A. Machado que juegan también como lema de la obra. Machado, precisamente, quien aparece dibujado en Los surcos del azar en sus últimos días, cuando el poeta demacrado y derrotado -como la República- pasó la frontera con Francia y no pudo llegar más allá de Collioure, donde sus huesos reposan.


Lo que cuenta Paco Roca en Los surcos del azar no es una mera historieta, sino un pasaje de la Historia. Un pasaje, por cierto, que además de ser emocionante, es muy necesario rescatar del olvido. Y Roca, con su dominio del noveno arte, contribuye a ello.

Y es que resulta que la contribución española a la segunda guerra mundial no se limitó a la ayuda de Franco a Hitler mediante la División Azul. Resulta que bastantes soldados republicanos se exiliaron tras perder la guerra de España y tras muchas tribulaciones continuaron su lucha contra el fascismo, integrándose en la segunda división blindada del general Leclerc a través de La Nueve, una compañía de infantería dirigida por el capitán Raymond Dronne.

Y lo más relevante es que fue esta compañía formada mayoritariamente por españoles la que entró en París el día en que la ciudad fue liberada de los nazis. Nada menos.



30.12.2013

La técnica narrativa que emplea Paco Roca en Los surcos del azar coincide con la que usó Art Spiegelman en Maus.


En ambos casos, el relato se va construyendo mediante una conversación entre el autor del cómic y el protagonista principal de la historia, de modo que a la postre el artífice de la obra es también un protagonista de la misma. Con lo cual, relato y metarrelato confluyen en una unidad narrativa.

Este mismo procedimiento es el que usó Javier Cercas en su novela Soldados de Salamina, en la cual se narra también, como en Los surcos del azar, la experiencia de un combatiente español del ejército republicano que acabó encontrándose entre los que liberaron París.


Por otra parte, es interesante la combinación de ficción (en cuanto representación) y de no ficción (en cuanto historia fiel) que se da en este tipo de obras. En EE UU crearon la palabra "faction" para referir este tipo de producto que aúna hechos verídicos ("fact") y ficción ("fiction"). Traducir ese neologismo al español como "facción" me parece que puede ser confundente.

viernes, 27 de diciembre de 2013

MetaMaus

Tal y como su título indica, MetaMaus es un libro que gira en torno a Maus.


Se trata de una larga serie de conversaciones grabadas de Art Spiegelman,  el creador de Maus, con Hillary Chute, profesora de la Universidad de Chicago.

Las conversaciones se articulan siguiendo tres interrogantes que estructuran el libro: ¿Por qué el Holocausto?, ¿Por qué ratones?, ¿Por qué un cómic?

La obra se complementa con abundante material gráfico e incluye un DVD titulado "Maus: Archivos Completos" con información exhaustiva al respecto.


La pregunta inmediata que surge ante MetaMaus es: ¿Tanto da de sí Maus? O, lo que viene a ser lo mismo: ¿Por qué tiene o se le da tanta importancia a esa novela gráfica publicada inicialmente como serie a partir de 1978 y culminada en 1991?

La respuesta a estas preguntas se encuentra no solo en el cómic Maus en sí, sino también en las circunstancias que lo rodean en cuanto a su edición y publicación. Y también la respuesta se encuentra en la historia de cómo el arte y el medio del cómic llegaron a convertirse en mayores de edad gracias a la mediación, entre otras, de esta obra de Spiegelman.

Es decir, hay factores intrínsecos y factores extrínsecos que convierten Maus en uno de los tebeos más famosos, importantes e influyentes de la historia del medio. Entre los intrínsecos, cabe citar el valor de la narración que se cuenta, pero también las características de su realización: la sabia combinación de relato y metarrelato, por ejemplo. O que, según la voluntad de su autor, y aunque en principio serializado, Maus, con sus casi trescientas páginas, fue de los primeros cómics en requerir punto de lectura. Entre los factores extrínsecos se pueden destacar dos: el hecho de que el número de ejemplares de Maus vendidos supera las seis cifras (impresionante será, pues, el número de los lectores) y que además de los más prestigiosos premios del mundo del cómic, en 1992 recibió el premio Pulitzer de novela, con lo cual se reconocieron las potencialidades literarias y artísticas que encierran los cómics y fue lo que supuso la definitiva mayoría de edad de la lengua dibujada.

MetaMaus da cuenta de estos diversos factores mediante el procedimiento de la entrevista, el mismo procedimiento narrativo, por cierto, que se emplea en Maus. Y una vez más, Art Spiegelman aprovecha uno de sus libros para mostrarse poco menos que desnudo al lector.




sábado, 21 de diciembre de 2013

Art Spiegelman. Breakdowns

La tinta de Spiegelman 


“Spiegel” significa espejo en alemán y “man” hombre en inglés, así que al genial dibujante que revolucionó el mundo de la ilustración y es el padre de la novela gráfica con su monumental 'Maus' ganadora de un Pulitzer, le gusta decir que su apellido es un co-mix de dos idiomas que forman una frase: El arte refleja al hombre. Sin lugar a dudas éste ha sido su caso, (…)

En realidad, para obtener la frase: "El arte refleja al hombre" no basta con el apellido "Spiegelman". Hay que añadir el nombre "Art": "Art Spiegelman".

(el) Arte (es el) Espejo (del) Hombre.



22.12.2013

"Art Spiegelman", entonces: "El arte refleja al hombre".

Se dirá que no existe el hombre universal (l'uomo universale), que lo que existen son los hombres particulares. De acuerdo. Pero también se dirá que un particular es humano si incorpora y transmite cualidades del predicado universal "Ser humano".

Hay arte si hay artificio y hallazgo; ambas cosas ha de haber, entreveradas. Cuando lo que cuenta un artista es material autobiográfico, habrá arte si además de contener hallazgo y artificio, esa biografía particular del autor conecta con rasgos humanos -universales- que son compartidos por quien los percibe.

Breakdowns (1978), de Art Spiegelman, es una colección de tiras o historietas en parte autobiográficas previamente publicadas en revistas underground durante los setenta pasados. En ellas, Spiegelman experimenta con las posibilidades del medio, del cómic, explotando un doble significado del término "breakdown": como desglose del espacio y como ruptura psíquica.

El libro contiene dos de los más celebrados relatos, todavía breves, del Spiegelman de la época: "Prisionero en el planeta Infierno", cuatro páginas de expresionismo puro  y "Maus", primera versión en tres páginas de lo que sería después la exitosa novela gráfica en dos partes que suman casi trescientas páginas.

Otras historietas completan esta selección del Spiegelman underground.


Nuevas ediciones de Breakdowns entre 2005 y 2008 incorporaron el "Retrato del artista como un joven %@…!", que es un autorrelato en viñetas de los años de formación de Spiegelman como autor de cómics. También se añadió un "Epílogo", en el que igualmente Spiegelman clarifica lo que supusieron aquellos años en su formación.


24.12.2013

En "Retrato del artista como un joven %@…!", Art Spiegelman escribe en una viñeta:

No suelo confundir el arte con la terapia (crear arte es más barato), pero estaba convencido de que "Planeta Infierno" me había ayudado a superar el suicidio de Anja...

El asunto es que la madre de Spiegelman se suicidó en 1968 y él creó una historieta en cuatro páginas: "Prisionero en el Planeta Infierno", que posteriormente incluiría en la primera parte de Maus.


Es decir, el valor del arte como conjuro y sí, como terapia que veíamos en el Spiegelman de Sin la sombra de las Torres es una constante en la carrera de este autor.

Otra historieta recogida en Breakdowns: "Ace Hole, detective enano" es, además de una revisitación del género noir, una curiosa experimentación à la Picasso, pintor del que Spiegelman versionea en esta historieta algunas de sus imágenes y algunas de sus frases, como la siguiente:

"Los aristas somos indestructibles...

...incluso estando en una cárcel o en un campo de concentración, sería todopoderoso en mi mundo artístico...

...aunque tuviera que pintar mis cuadros con la lengua en el suelo de mi celda..."


Es el arte vivido como fortaleza y refugio.

Finalmente, el siguiente texto de Spiegelman, vertido en otras tantas viñetas de "Retrato del artista como un joven %@…!", expone cabalmente esta concepción del arte -el noveno arte, en el caso de este autor- como medio de salvación personal. Sobra cualquier comentario:

Forjados en un crisol de humillación y traumas, los dibujantes se hacen, no nacen...

El joven inadaptado debe evadirse en la fantasía y/o desarrollar un enrarecido sentido del humor para sobrevivir.

Para un niño en la Norteamérica de los cincuenta, el béisbol no era opcional...

...y ser un inepto garantizaba un puesto en la jerarquía social todavía más bajo que el de una chica.

El aburrimiento minaba el temor a que me llegara una bola.
Así que solía tener un tebeo a mano.

Cualquier cómic servía, menos los de 3-D,
Pues estoy prácticamente ciego del ojo izquierdo.

La ambliopía, el "ojo vago", volvía mi mundo bidimensional.

Así que confundir los cómics en dos dimensiones con la realidad es algo natural para mí.

Empecé a esconderme en la biblioteca después de clase para evitar mayor ignominia...

Y descubrí que seguramente a Kafka también se le daba mal el béisbol.


Spiegelman sin complejos. El arte digerido y metabolizado. El arte en las venas.


jueves, 19 de diciembre de 2013

Sin la sombra de las Torres. Art Spiegelman

Acerca de la representación del horror.

"Yo quería hacer cómics -al fin y al cabo, el desastre es mi musa-..." (Art Spiegelman)


Sin la sombra de las Torres es el título en español de In the Shadow of No Towers (2004), de Art Spiegelman. No era fácil, desde luego, traducir ese título original, cuya transcripción literal sería algo así como "A la sombra de las no-Torres", impropia en nuestro idioma. En cualquier caso, con traducción del título o sin ella, se entiende perfectamente el significado de este artefacto artístico de Spiegelman.


Es el propio autor quien en la última plancha original de esta obra nos da la clave tanto de su trabajo como de nuestra lectura del mismo:

"Poco después del 11-S 2001, mientras esperábamos a que cayera algún otro zapato terrorista, muchos encontraron consuelo en la poesía. Otros lo buscaron en las antiguas tiras de prensa." (Sin la Sombra de las Torres, 10)

Las "antiguas tiras de prensa" a las que se refiere Spiegelman son los cómics o tiras cómicas que a principios del siglo XX en EE UU aparecían en los diarios propiedad de Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst -dos grandes competidores que configuraron el periodismo moderno- y que ocupan un lugar preferente en la historia del tebeo. La importancia de estas tiras de prensa no procede solamente de su condición de origen. Igual que sucede en el cine mudo inicial, en gran parte la codificación de ambos medios, el cinematográfico y el tebeístico, se dio ya en sus principios mediante ciertas producciones de calidad.


Desde un aspecto formal, esta conexión original (de los orígenes) entre el cómic y la prensa la tuvo en cuenta Art Spiegelman cuando proyectó Sin la sombra de las Torres a manera de una serie de diez tiras o en realidad páginas de gran tamaño sobre el 11 de septiembre y lo que este hecho desde su perspectiva supuso. Dichas tiras o planchas fueron publicadas sucesivamente en principio en el diario alemán Die Zeit entre 2002 y 2003.


El artefacto cultural y artístico que es a la postre Sin la sombra de las Torres está formado, entonces, por las diez planchas originales de Spiegelman más un añadido titulado "El Suplemento del Cómic" que, prologado por el propio Spiegelman, consta de otras siete planchas que son esta vez fieles reproducciones de otras tantas tiras producidas por grandes padres fundadores de la historia de los cómics.


19.12.2013


Decir que Art Spiegelman está intoxicado por la tinta de todos los cómics que ha bebido en su vida es un modo de aludir a la materia de sus años de formación y de aprendizaje. Y es también una clave de interpretación de sus producciones: los tebeos alimentan los tebeos de Spiegelman.

Igualmente, decir que Art Spiegelman es la materia de los cómics de Art Spiegelman no está fuera de lugar. Sin ser para nada un autor prolífico, el grueso de su obra remite más directa que indirectamente a sí mismo. Incluso Maus, más allá de la temática del holocausto y de la supervivencia a él implícita, puede ser leído en clave de sí o confesional, esto es, como una clarificación de las relaciones de Spiegelman con su padre.

 
Estas dos circunstancias características de la obra de Spiegelman, la metanarrativa y/o metaicónica, por un lado, y la egotista o confesional, por el otro lado, son igualmente elementos constitutivos de su ¿metatebeo? Sin la sombra de las Torres.
  
Es el caso que Spiegelman vive en Manhattan Sur y fue un espectador privilegiado del derrumbe de las Torres gemelas. Fue partícipe del horor, un horror que lo marcó y que lo impulsó a confeccionar esa suerte de conjuro, de sublimación y de catarsis que es Sin la sombra de las Torres. Un tanto a la manera de Woody Allen -con quien comparte más de un rasgo análogo-, Spiegelman da cuenta en esta obra de sus neurosis, proyectándolas en un lienzo en que confluyen una historia individual, la suya, y la Historia Universal concretada en el hundimiento de las torres.

La catarsis es siempre individual, por mucho que Aristóteles la teorizase mediante representaciones colectivas (la tragedia). Pero si bien -a diferencia de lo que ocurre en el teatro- la representación en el cómic es siempre individual, eso no significa que el efecto catártico está más al alcance en un medio (el cómic) que en otro (el teatro). Del arte logrado dependen sus logros. No sabemos si Art Spiegelman consiguió el propósito de liberar sus fantasmas realizando su artefacto acerca de aquellos atentados que sacudieron el mundo. Sí sabemos, en cambio, que la objetivación del dolor lograda en Maus y que facilita acaso la superación del dolor, no se da en Sin la sombra de las Torres, donde no queda muy clara la frontera que separa el dolor de la ansiedad y de la rabia.

Para referir esa ansiedad, Spiegelman utiliza una metáfora: ¡Esperando que caiga el otro zapato! ("Dropping the other shoe": Tirar el otro zapato. Frase hecha americana que se usa para explicar la espera de un hecho previsible y teóricamente ineludible.); una metáfora que el autor ilustra en su primera plancha con una historieta del siglo XIX y con una moderna viñeta circular del XXI.


Pero no todo es neurosis, paranoia y ansiedad en Sin la sombra de las Torres. O al menos, estos malestares no se proyectan únicamente en la propia personalidad de Spiegelman. Hay también un alcance político del sentimiento del autor. Un alcance que le lleva a hablar irónicamente de "la Nueva Normalidad" instaurada tras la tragedia; o del "golpe de estado" que supusieron las elecciones presidenciales de 2000 en su país; o de las "armas de desplazamiento masivo"; o del nuevo "Partido del Avestruz"; o de cuando el gobierno adoptó el "modo Gran Hermano distópico" y llevó a EE UU a una guerra colonialista en Iraq...


Y es que se trata de Art Spiegelman, miembro activo de aquella contracultura y aquel underground que existieron. Y claro, el que tuvo retuvo.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Un médico novato

La memoria, las memorias.


Pablo Uriel (1914-1990) fue un médico que después de la última guerra civil se instaló en A Coruña, donde desarrolló su carrera y formó una familia. Miembro de la Real Academia de Medicina de Galicia, en 1972 fue elegido presidente del primer Ateneo Cultural de A Coruña, claro antecesor del actual Ateneo Republicano de la misma ciudad.

Nacido en Gómara, Soria, Uriel estudio medicina en Zaragoza -su lugar de residencia en aquel momento- y recién licenciado, en julio de 1936, le encomendaron una sustitución de 28 días del médico titular de Rincón de Soto, un pueblo de La Rioja. Llevaba allí un par de semanas ejerciendo, cuando a Pablo Uriel le sorprendió la revuelta (el llamado "glorioso alzamiento") y el inicio de la guerra en una zona afín al bando de los sublevados, ya que el pueblo fue ocupado el 19 de julio por los requetés.

A los pocos días de iniciada la contienda fue movilizado y posteriormente recluido en la prisión militar de Zaragoza sin saber cuál era su delito. En la misma situación se encontraban sus compañeros de celda y hasta Antonio, un hermano de Pablo, que fue fusilado en uno de los "paseos" habituales entonces. Finalmente fue excarcelado y con los años, Uriel reflejó esta experiencia en su libro de memorias No se fusila en domingo, de cuya publicación póstuma (2005) se ocupó Elena, hija de Pablo Uriel y esposa del valenciano Sento (Vicent Llobell Bisbal), conocido ilustrador y dibujante de cómics.


Un médico novato, entonces, es una obra de Sento que narra en tebeo buena parte de la experiencia descrita por su suegro Pablo Uriel en el libro de memorias No se fusila en domingo. Y es este cómic de Sento el que ha sido galardonado en la VI edición del "Premio Internacional Fnac/Sins entido de Novela Gráfica".



07.12.2013


El mero título Un médico novato ya revela un estilo, un 'hacer' por parte de Sento fuertemente influido por el historietismo tradicional, aquel que conocimos en los tebeos de nuestra infancia. Me refiero a que siendo tremendo lo que nos cuenta Sento en esta obra, su relato tiene un tratamiento formal que podría parecer acaso ingenuo o inocente, aunque más bien lo que mejor revela es un talante inasequible al desaliento, por no decir optimista. Es así este cómic una buena muestra de ese aire progresista, ciertamente moderno, que caracteriza el trabajo de Sento. Lo cual ratifica la inclusión de este autor en aquella "Nueva Escuela Valenciana" que en los años ochenta pasados despuntó con su personal adscripción a la línea clara.


Lo tratado en Un médico novato, ya digo, es tremendo, por más que presentado con frescura. Se nos muestra el horror de unos golpistas que, como ya habíamos leído en Las bicicletas son para el verano, de F. F. Gómez, truncaron al calor del estío del 36 un sinnúmero de vidas y de esperanzas mediante el procedimiento de aplicar sistemáticamente el terror en la población. Simplemente una denuncia, ser militante de Izquierda Republicana o simpatizante de la F. U. E., no digamos ya miembro de la U. G. T., era suficiente para satisfacer aquella voluntad de exterminio del otro declarada por los fascistas. Al general Mola se le atribuye esta orden: someter a las zonas dominadas mediante la aplicación sistemática de terror. Y es esa voluntad la que se recoge en este diálogo de Un médico novato entre un profesor de la facultad de medicina de Zaragoza y el protagonista, recién incorporado a filas:

--Le parecerá increíble, pero pienso que estamos asistiendo, en esta ciudad, a un experimento de psicología colectiva.

--¿Qué quiere decir?

--"El terror actuando sobre una comunidad."

Parece que el terror, siempre que se ejerza con frialdad, con la suficiente intensidad y con la máxima brutalidad, produce, en la colectividad castigada, una abyecta conformidad...

...un sentimiento de gratitud degradante por parte de aquellos miembros de la comunidad que hayan conseguido escapar al castigo.

El terror es como una gangrena que nos degrada a todos...

...a los verdugos, los hace sádicos...

...a las víctimas, las hace pasivas...

...a los espectadores, nos hace cómplices.

¿Sabe, Uriel? El terror es el arma de moda en estos tiempos."

Un médico novato supone el tratamiento en cómic de una memoria individual, la del doctor Uriel, que se incorpora a una memoria colectiva, la de los españoles que intentan comprender qué pasó en aquellos años de barbarie. Aunque la sobriedad de este relato no es óbice para que Sento nos muestre su personal buen hacer tebeístico y hasta su dominio del arte secuencial.