En los guiones del argentino Oesterheld es notoria una veta
humanista. Puede ser el reflejo de una época, la marca de una generación que
entendía, como Sartre, que el existencialismo es un humanismo. Y fue esta
corriente filosófica, precisamente, la que insistió en la noción de
autenticidad, pues distinguió entre una 'existencia auténtica', comprometida
con la trascendencia en que aspira a realizarse el ser humano y una 'existencia
inauténtica', entregada a la facticidad inmanente.
El 'compromiso' sartreano llevaría al filósofo francés a
radicalizar progresivamente sus posiciones políticas, de un modo coincidente
con la manera en que Oesterheld fue radicalizando también las suyas. La
diferencia entre uno y otro estriba en que, pese a todo, Sartre fue un
revolucionario de anfetamina y Café de Flore en París, mientras que
Oesterheld se la jugó hasta el punto de que los militares "lo
desaparecieron".
Pero hoy yo quería hablar de otro aspecto de H. G.
Oesterheld, que viene a ser el siguiente.
A manera de inspiración, hay en Mort Cinder una
preocupación existencial de índole cosmológico-metafísica presente también a su
modo en otras dos obras de Oesterheld, esto es, en El Eternauta y en
Sherlock Time. Esta preocupación no es otra que la referencia al campo
temático del tiempo y la eternidad en su relación con la inmortalidad y con la
vida en diferentes espacios.
En efecto, el Eternauta Juan Salvo, Sherlock Time y Mort
Cinder son tres personajes ficticios de Oesterheld marcados por sendas
vinculaciones cosmológico-existenciales. El primero de ellos está habitado por
una dimensión eterna, el continuum 4; el segundo es un viajero del tiempo; el
tercero, un hombre que muere y no termina nunca de morir en diferentes
escenarios de la Historia.
En los tres casos, la escritura de Oesterheld fue dibujada
por A. Breccia, si bien El Eternauta lo fue en una segunda versión
(1969) de la historia original (1957-1959), dibujada por Solano.
El trazo acuchillado, la línea torturada y el semblante
expresionista de Breccia casaban a la perfección con las veleidades existencialistas,
la moral humanista y el compromiso político de Oesterheld. Pero había más. Las
ilustraciones de Breccia daban forma a las especulaciones cosmológicas de
Oesterheld referidas al espacio-tiempo, a la vez que las enriquecían. Dice así
Oesterheld:
El dibujo de Breccia tiene una cuarta dimensión de
sugestión que lo aparta de los demás dibujos que conozco: esta sugestión
inacabable lo valoriza y suscita ideas en el guionista.
08.01.2016
En las dos primeras viñetas de la antepenúltima página de El Eternauta II se lee lo siguiente:
Un viejo pensador, el más destacado de un tiempo muy largo y muy amargo, dijo una vez: "El Infierno son los demás".
Yo estoy haciendo el gran descubrimiento...
(¡Se equivocó... El Paraíso son los demás!)
Es más que suficiente para reflejar la distancia que hay entre Sartre y Oesterheld, sin llegar a negar la vertiente existencialista del guionista argentino.
08.01.2016
En las dos primeras viñetas de la antepenúltima página de El Eternauta II se lee lo siguiente:
Un viejo pensador, el más destacado de un tiempo muy largo y muy amargo, dijo una vez: "El Infierno son los demás".
Yo estoy haciendo el gran descubrimiento...
(¡Se equivocó... El Paraíso son los demás!)
Es más que suficiente para reflejar la distancia que hay entre Sartre y Oesterheld, sin llegar a negar la vertiente existencialista del guionista argentino.
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