Salud y tebeos

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Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

viernes, 10 de octubre de 2014

Alack Sinner

Gracias a la moda de las ediciones integrales de series e historietas, y gracias también a que ha pasado el tiempo suficiente desde la conclusión de estas, hoy podemos acceder a obras completas de autores que antes eran percibidos de manera fragmentaria, sin tener una visión panorámica y completa de su producción.

Por otra parte la irrupción del formato "novela gráfica", ya consolidado, puede hacer pasar gato por liebre en cuanto una mera reunión de comicbooks de un mismo autor y temática, más o menos seriados, puede ser presentada como una novela gráfica para el consumidor, pasándose incluso por alto la opinión de Chester Brown, para quien lo que distingue una serie de comicbooks de una novela gráfica es simplemente la decisión (o pretensión) de su autor de culminar la serie.

Queda siempre la posibilidad de que el cierre definitivo de una serie de historietas corra a cargo del lector, es decir, no responda a una conclusión narrativa establecida por los autores, y sin embargo el paso del tiempo permita considerar esa serie como una verdadera novela gráfica.

Un ejemplo magistral de esto último es el que proporciona la serie Alack Sinner, de los argentinos Muñoz y Sampayo.


Es un lujo, ciertamente, leer uno tras otro los ocho álbumes que recogen las historias de Alack Sinner y que abarcan unos treinta años en lo que se refiere tanto al tiempo de la producción de la serie como al tiempo de los sucesos narrados. Aquí los protagonistas envejecen al hilo de los acontecimientos.

Y es sin duda el lector quien percibe que se encuentra ante una verdadera novela. Pero ello es debido, sin duda también, al arte de José Muñoz en el dibujo y Carlos Sampayo en el guion.




11.10.2014

A mí me parece que la serie Alack Sinner se lee mejor con los oídos atentos. De ese modo, los planos visual y auditivo confluyen en una plasmación trepidante de los claroscuros del alma con ritmo de blues.


Dicen que en idioma gaélico 'Alack' significa 'Ay de mí'. Y 'Sinner' es 'Pecador' en inglés. Con lo cual, Alack Sinner sería el nombre de un lamento que es también un estribillo: Ay de mí, pecador.


Además, Cheryl, la hija de Alack, es fruto de la relación de este con una mujer llamada Enfer, que significa 'Infierno' en francés. La chica es así el producto de un pecador en el infierno.

Un infierno representado por la ciudad de Nueva York.


Tenemos, en fin, suficiente materia para considerar Alack Sinner como algo que está más allá de una serie de detectives. Bien es verdad que las primeras historias del personaje se enmarcan mejor en el género policíaco. Pero según avanzamos en la novela, se abren otras perspectivas que incluyen no solo la denuncia social y un retablo de la perversión política, sino también la inmersión en los agujeros unas veces encendidos y otras veces negros de la subjetividad. Se dirá que eso es lo propio del buen género de la serie negra. Pero en mi opinión, hay una larga y ancha zona de penumbra en la mirada y el arte de Muñoz y Sampayo que confiere a su relato un tremendismo que recuerda en ocasiones las pinturas de Goya cuando rememoran la noche oscura del alma. Es el triunfo del expresionismo.


Si cuando leyéramos las páginas de Alack Sinner realizásemos esa transposición entre los planos visual y sonoro a que me refería antes, descubriríamos un recurso estilístico propio de Muñoz y Sampayo de alto valor estético.

Me refiero a la manera en que ambos autores (Muñoz en el dibujo, Sampayo en el guion) juegan con la diégesis y sus variantes en la composición de las viñetas. Y lo hacen de tal modo que logran figurar en el lado plástico, de la imagen, lo que son los sonidos diegéticos y extradiegéticos en el lenguaje cinematográfico.


De modo que el recurso este de mostrar gráficamente -en diversas viñetas- voces en off o fuera de campo viene a ser una técnica que permite a los autores mostrar (o hablar de) otra cosa distinta a lo que se dirime en la narración "principal".

Y eso otro que se muestra suele ser un lienzo sonoro (oxímoron sinestésico) que expone el ruido, captado a través de imágenes, de una ciudad turbulenta. La ciudad interior.


Aunque en Alack Sinner lo que prevalece en todo caso es el dominio del lenguaje del cómic por parte de Muñoz y Sampayo.


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