Salud y tebeos

Salud y tebeos
Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

miércoles, 26 de noviembre de 2014

El Capitán Escarlata

El Capitán Escarlata (2000) es un excelente resultado en factura francesa  de esa "irrupción salvaje del cómic en la literatura" propugnada en 1978 por Jean-Paul Mougin, editor de (À Suivre).


Esta obra es fruto de la colaboración entre David B. en el guion y Emmanuel Guibert en la parte gráfica. Uno y otro son dos artistas completos por sí mismos, como demuestran sus respectivas obras (por ejemplo, La ascensión del gran mal o Epiléptico, de David B. y La guerra de Alan, de Guibert). En esta ocasión, el reparto de papeles llevado a cabo en la elaboración de El Capitán Escarlata conjuga la imaginación del primero con el talento plástico del segundo. 

Esta unión accidental de dos creadores no es extraña, ya que este tipo de colaboraciones son habituales entre los miembros de esa generación de autores que despuntó en Francia en los noventa pasados. Así, p. e., David B. y Joann Sfar escribieron y dibujaron a cuatro manos La Ville des Mauvais Rêves (2000). Y Emmanuel Guibert dibujó en La hija del profesor (1997) un guión de Joann Sfar. 

Vino a ser esta generación noventera de autores de bande dessinée, vinculados a L'atelier des vosges y a L'Association, la que recogió de un modo creativo y sumamente eficaz los postulados programáticos de la revista (À Suivre). 

Y una prueba de lo que digo se encuentra en El Capitán Escarlata


 
Suele ser una experiencia de impacto conocer la escritura de Marcel Schwob (1867-1905). En consecuencia, hay esparcida por el mundo una legión oculta de lectores influidos por este escritor francés que supo combinar sabiamente la inocencia con la ironía y la erudición con el enjuague vital. Se diría que su prosa seduce y a la vez inquieta.


El Capitán Escarlata es un ejemplo notable del modo en que el cómic puede irrumpir (salvajemente) en la literatura. Pues es el caso que David B. en el guión y E. Guibert en "el arte" se inspiraron en la obra y la persona de Marcel Schwob para realizar este álbum. De una forma o de otra, encontramos en El Capitán Escarlata la influencia directa de textos fundamentales de Schwob como El libro de Monelle y El rey de la máscara de oro. Acaso también "El capitán Kid", de Vidas imaginarias y la pasión del escritor por La isla del tesoro, de Stevenson. Y destacan en esta influencia, sobre todo, los dos protagonistas principales del cómic El Capitán Escarlata: El fabulador Marcel Schwob:



 y la joven Monelle.  



Por no hablar de la máscara de oro del Capitán.

Lo que importa es el resultado. Y a pesar de su apariencia y de su título, El Capitán Escarlata es un cómic tan hermoso y tan lúcido como la extraña literatura de Marcel Schow en la que irrumpe. Quizás sea menos perturbador. Pero es que me parece que es ahí, en su llamémosle levedad, donde el lenguaje del cómic encuentra uno de sus límites.

No hay comentarios:

Publicar un comentario