Salud y tebeos

Salud y tebeos
Mantened los ojos bien abiertos.
(Winsor McCay)

martes, 30 de diciembre de 2014

Yo, asesino. La sombra de Foucault y la autenticidad en el arte

No hace mucho nos referíamos a Michel Foucault a propósito de Las Meninas. En esa novela, Santiago García y Javier Olivares configuran una trama en la que el filósofo francés hace acto de presencia, siendo incluso representado gráficamente.

Curiosamente, la sombra de Foucault planea también al leer Yo, asesino, una nueva novela gráfica con guion de Antonio Altarriba y arte de Keko Godoy.


En esta ocasión, la presencia de Foucault no es visible. Ni siquiera es mencionado su nombre. Sin embargo, en Yo, asesino late aquel texto del filósofo francés titulado Yo, Pierre Rivière, habiendo degollado a mi madre, mi hermana y mi hermano...

http://www.unirioja.es/dptos/dd/filosofia/actividades/yo_pierre_riviere.pdf

Otro punto de intersección entre Las Meninas y Yo, asesino (y dejaré aquí la cuestión, pues no es plan de comparar dos obras valiosas por sí) tiene que ver con sendas reflexiones acerca del Arte, su posibilidad, su alcance, sus límites... desde la perspectiva del Barroco.


Pues el arte, como acción y como pasión, como entrega mas también como modus vivendi, el contraste entre lo auténtico y lo inauténtico en el arte, arte y deseo, arte y saber, arte y poder, etc., son parte de los asuntos que se dirimen en Yo, asesino.

En este sentido, hay en esta obra una extraña conjunción (comunión, diría yo) entre la escritura directa y precisa de Altarriba y el dibujo expresionista de Keko. Un dibujo este, por cierto, que a la altura de los mejores se presenta como escritura. Y más que ofrecerle al lector una reflexión teórica sobre la autenticidad en el arte, lo que hacen estos autores en Yo, asesino, según mi entender, es presentarle en carne viva (decir escupirle suena incorrecto) una autenticidad que va más allá de la mera reflexión. Lo cual no significa que estemos ante una obra irreflexiva. Para nada.

Se trata del asesinato practicado y vivido, más que entendido, como obra de arte. Como una de las bellas artes.

Todo ello a través de un cómic. Es decir, de una muestra cumplida de arte.

Numerosas son las referencias visuales implícitas en el espacio de la representación que delimita Yo, asesino. Pero no hay aquí retórica ni cháchara visual, mucho menos narrativa. Prevalece la experiencia directa.

No está mal tampoco la presentación que se ofrece en Yo, asesino al lector de los entresijos del mundillo académico, universitario, nada menos que en el País Vasco; si bien, salvando la circunstancia política de allí, son unos entresijos extrapolables a universidades de otros territorios. Que una cosa es el saber y otra su institucionalización mediante el poder. Supongo que la condición académica del profesor Antonio Altarriba es inseparable de la escritura de su guion.


Y en fin, casi vendría a cuento recordar, a propósito de lo que se escenifica en Yo, asesino, la película La soga (Rope, 1948), dirigida por Alfred Hitchcock a partir de una obra teatral de Patrick Hamilton. Porque si no cabe duda de que la autenticidad es una de las características indiscutibles del arte, ya no está tan claro, a la vez, que el arte se alimente únicamente de la autenticidad. Dado que hay otras instancias, otros ámbitos también pertinentes.

También podríamos aludir al discurso psiquiátrico inherente al "caso Enrique Rodríguez". 

Sin embargo, hablar aquí de todo eso supondría introducir perspectivas y discursos sobrepuestos por mí a la desnudez que se perfila en Yo, asesino. Empecé este post refiriéndome a la sombra de Foucault y a su Yo, Pièrre Riviere... No dejemos que otras sombras, otros discursos, alteren la autenticidad que late en este cómic valiente de Altarriba y Keko.


lunes, 29 de diciembre de 2014

Dossier negro. Universo Moore postorwelliano


No es preciso insistir en ello. Alan Moore destaca en el dominio de la imaginación entendida como arte combinatoria de memes. Lo cual se manifiesta en el hecho de que su escritura es una sucesión de referencias culturales ensambladas según las exigencias del guion que él cada vez elabora.

En el caso de Dossier negro, los memes que Moore utiliza remiten sobre todo al espacio de la representación instaurado por la literatura más o menos canónica, más o menos occidental. Desde Homero y Shakespeare hasta Orwell y Kerouac (Sal Paradyse en el Dossier), pasando por los creadores de los personajes que forman La Liga de los Caballeros [Gentlemen] Extraordinarios (Mina Murray, Allan Quatermain, el capitán Nemo, el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, Hawley Griffin -el hombre invisible-)... y otras figuras asociadas a ellos.

Pero no todo es 'alta' y 'media' cultura histórico-literaria en Moore. También pueblan su propuesta diferentes productos de la cultura popular, los tebeos pulp, los superhéroes, las postales y los anuncios de época... elementos todos ellos que conforman ese universo particular de Alan Moore. Un universo, por cierto, que deviene universal en la medida en que conecta con el imaginario de los lectores.

Y es que la (post) modernidad de Alan Moore pasa por eso, por disolver las fronteras entre alta, media y baja cultura incrustando sus obras en ese ámbito privilegiado de entretenimiento popular que es el cómic.


Dossier negro se inscribe en la serie La Liga de los Caballeros Extraordinarios, pero es a la vez una novela gráfica independiente. Además de ser otra muestra convincente del talento narrativo de Moore, es también una prueba de su capacidad de escritura. Hay mucha prosa, mucha literatura en Dossier negro (incluidas unas páginas de teatro à la Shakespeare). Moore mimetiza escrituras ajenas con prodigalidad. Y lo hace seriamente, con probidad, proporcionando a su vez goce para quien lo lee.

Del arte de Kevin O'Neill, en la parte gráfica de Dossier negro, cabe decir que se ajusta como un guante a los desiderata de Moore. Y no es poco.


Uno de los memes principales que conforman el universo de Moore y que sirven para enmarcar la acción de Dossier negro, en su parte de puro cómic, es la novela 1984, de Orwell. Ya en V de Vendetta la historia transcurría en una Inglaterra postorwelliana. Ahora, en Dossier negrolas referencias a la novela de Orwell son absolutamente explícitas. Con lo cual, el talante político de la escritura de Moore se evidencia de nuevo. (Choca encontrar la expresión "el hermano mayor" en la traducción española; quita fuerza al Big Brother de Orwell.)


A propósito de Dossier negro, casi que aprovecharía ahora para comentar un par de críticas que se le suelen hacer a la escritura de Alan Moore.

La primera se refiere a la crítica que entiende el estilo amalgamado y brillante de Moore como un mero fuego de artificio.

La segunda crítica trata del platonismo inherente a la teoría de los memes en general y, por derivación, al platonismo implícito en la obra de Moore.

Pero lo dejo para otra ocasión. Alan Moore da mucho juego -como nos invita a jugar- y no es plan de agotarlo deprisa. Eso sí, nos quedamos con que si hubiera un platonismo en Moore, este no sería trascendente, sino inmanente. Como si el autor nos recordara de nuevo que efectivamente sí que hay otros mundos, pero están aquí. Entre nosotros.


martes, 23 de diciembre de 2014

Literatura secuencial: Tardi

Escribí en otro post, a propósito de Proust en BD:
En principio no me interesan las adaptaciones a cómic de obras literarias previas. Cada cosa es cada cosa y cada una tiene su arte.
Pero entonces no conocía las creaciones de Jacques Tardi a partir de novelas preexistentes.

Y tampoco había leído Génesis, de Crumb.

No hay que ser muy sabio para rectificar. Basta con discernir.



lunes, 22 de diciembre de 2014

Hoy empieza esto

Me he decidido a abrir este blog. Trata de tebeos, historietas, cómics. Es uno más. Pero a diferencia de los otros, este está escrito por mí.

En realidad, no es algo nuevo. En marzo de 2012 inicié un hilo sobre esta materia en un foro generalista y así titulado: Tebeos, historietas, cómics. Desde entonces no he dejado de leer y escribir sobre el tema. A partir de mi propia experiencia.

He copiado aquí uno a uno los posts que escribí en aquel hilo de aquel foro, respetando la fecha de publicación de cada uno (la hora no, sería excesivo). Supongo que así se irá viendo una cierta evolución por mi parte en el tratamiento de la materia. Únicamente no he copiado aquí los diálogos que mis entradas suscitaban allí. Entiendo que es algo que no procede.

Supongo que al aparecer de golpe este blog con cero visitas, parecerá más bien un dietario. Así es.

Poco a poco iré diseñando la página.

Los textos son míos, salvo cuando indico lo contrario. Las imágenes y vídeos, en cambio, proceden de la red. Espero que los propietarios de esas imágenes y vídeos no se molesten. Si así fuere, por favor, me lo comuniquen. Mi único interés es estético.

Espero, en fin, que al menos disfrutemos con esto.

Un saludo.



martes, 9 de diciembre de 2014

La llamada de la Revolución: El grito del pueblo

Jaques Tardi emergió con sus historietas después del 'sesenta-y-ocho' francés (su primera publicación es de 1970). Lo mismo sucedió respecto a otros autores. Ya veíamos en otros posts el punto de inflexión que supuso en la historia del cómic la irrupción de una nueva generación de historietistas de nuevo cuño que aportaban un nuevo lote existencial y vital, en consonancia con la era del desarrollo postbélico. 

En el caso de Francia, sin entrar ahora en el valor político de la revuelta del sesenta y ocho, lo cierto es que ese brote más o menos revolucionario conectaba con una tradición parisina de insurrecciones. Cuando se habla de la Revolución Francesa suele pensarse en la primera, esto es, la iniciada en julio de 1789. Pero hay más. Todo el siglo XIX está salpicado por una sucesión de revoluciones en Francia (1820, 1830, 1848, 1871) que acaso pueden ser interpretadas como picos de una misma Revolución: contra el Antiguo Régimen en el más amplio sentido. La historiografía suele afirmar que esos procesos culminaron con la Primera Guerra Mundial. Pero ahí está el mayo francés de 1968... 

La de 1871 es quizá la menos conocida de las revoluciones francesas. Es la de la Comuna de París. Duró apenas nueve semanas. Y aunque suele silenciarse incluso en los Liceos de allí, es también la insurrección que más atrae a más de uno, debido a sus propias características. La revolución de les communards no se inscribe en el denominado 'ciclo de las revoluciones burguesas', como sí lo hacen las anteriores del diecinueve. Fue un estallido de corte socialista y anarquista, de cuando aún esas dos corrientes (socialismo y anarquismo) no se habían separado. Ardió París. Fue brutalmente sofocada. Dejó un luminoso recuerdo. 


No es extraño, entonces, que una de las grandes obras de Tardi, El grito del pueblo, consista en la transposición al lenguaje del cómic de una novela del mismo título de Jean Vautrin. Los sucesos novelescos que narra esta obra, tanto en la versión sin imágenes de Vautrin como en la gráfica de Tardi, transcurren en paralelo a los sucesos históricos de La Comuna. Y se dan en los mismos espacios y tiempos.

El grito del pueblo no es solo una magnífica lección de Historia. Es también un legado gráfico impresionante. 


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Tardi policiaco

Un grueso importante de la narrativa gráfica de Jacques Tardi pertenece al género policiaco. 


Policiaco así, en sentido genérico. 


Es decir, con diferentes variedades, subgéneros o maneras de abordar el género policial. 


Adaptando novelas o guiones de escritores conocidos en ese tipo de literatura.


Proponiendo soluciones diversas.


E incluso asociando Tardi la afición por el género con su interés por la Primera Guerra Mundial.




Remito al lector a la magnífica exposición y análisis que de la obra de Jacques Tardi en general y de su irrupción en el género policíaco en particular realiza El Tío Berni en Entrecomics: